72| El mundo extraño en que vivimos.
Helene se puso de pie como un rayo, y a pesar de haber dormido profundamente todo el viaje, se sintió cansada y mareada mientras corría hacia la cabina y cuando llegó allí tomó el teléfono y llamó a Toro.
— Dime que es mentira — le preguntó al hombre apenas contestó y lo escuchó suspirar al otro lado.
— No, estamos todos aquí, Brenda está esperando, pero no vemos a Itsac — Helene apretó con fuerza al volante del avión, con rabia — cada día me sorprendes más, ¿El rey rojo? — Helene se tragó el nudo de rabia que tenía en el pecho.
— En mi defensa, ni sabía que existía hasta que llegué a Italia, pero, ¿qué haremos? — Toro suspiró de nuevo, se notaba un poco calmado y eso calmó a Helene.
— Lo deben tener en alguna parte, ya no tienen salida, sólo esperamos que ustedes lleguen para que salga de su escondite y luego la someteremos, tendrán que decirnos dónde está nuestro muchacho.
— ¿Y la bodega? — preguntó Helene, aunque ya sabía la respuesta.
— Nada, fue el primer lugar que revisé d