7| ¡Está despedida!

— He visto malas primeras simulaciones — les dijo Itsac por el radio — pero nadie jamás se había estrellado. Señorita Helene, parece que el conocimiento teórico que le sobra le falta en práctica.

Helene miró mal a su compañero que trataba de contener la hemorragia de sangre.

— La próxima vez que me toque, le rompo el brazo.

El hombre se quitó el cinturón de seguridad y salió disparado de la cabina.

A Helene le tomó un rato soltar el cinturón, de seguro se atrancó con el brusco movimiento.

Cuando salió, todos estaban alrededor de Carlos y le ayudaban, preocupados. Itsac tenías las mejillas tan rojas que Helene se asustó.

— ¡¿Cómo pudiste golpearlo solo por que no querías seguir sus consejos?¡

— No, ¡Las cosas no sucedieron así!

Itsac golpeó la mesa donde tenía su computadora.

— Chingada madre — dijo, parecía que cuando se enojaba salía su mexicano interior — empaque sus cosas, Helene, abandona el curso de inmediato.

Helene no había logrado explicar ni una sola palabra.

Itsac
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