— He visto malas primeras simulaciones — les dijo Itsac por el radio — pero nadie jamás se había estrellado. Señorita Helene, parece que el conocimiento teórico que le sobra le falta en práctica.
Helene miró mal a su compañero que trataba de contener la hemorragia de sangre.
— La próxima vez que me toque, le rompo el brazo.
El hombre se quitó el cinturón de seguridad y salió disparado de la cabina.
A Helene le tomó un rato soltar el cinturón, de seguro se atrancó con el brusco movimiento.
Cuando salió, todos estaban alrededor de Carlos y le ayudaban, preocupados. Itsac tenías las mejillas tan rojas que Helene se asustó.
— ¡¿Cómo pudiste golpearlo solo por que no querías seguir sus consejos?¡
— No, ¡Las cosas no sucedieron así!
Itsac golpeó la mesa donde tenía su computadora.
— Chingada madre — dijo, parecía que cuando se enojaba salía su mexicano interior — empaque sus cosas, Helene, abandona el curso de inmediato.
Helene no había logrado explicar ni una sola palabra.
Itsac