Toro seguía insistiendo en los mimo, en que le pidiera a Helene ser su esposa falsa.
— Le salvé la vida y me abofeteó — Toro soltó una carcajada, lo hacía cada vez que se lo contaba.
— Lo siento — dijo cuando se calmó — ya mandé a investigar a Fernando Bertinelli, es un mafioso peligroso de acá de la ciudad, pero no parece que la esté buscando por lo que vio, creo que está a salvo… y creo también que te ayudará en este favor cuando sepas que no solo le salvaste la vida anoche si no que también la estás protegiendo ahora.
— Ella fue testigo de un crimen, es tan inocente que pensó que no pasaría nada, no creo que los secuaces de Bertinelli dejen pasar esto por alto, y si lograron reconocerla por que antes era famosa… es mejor tenerla vigilada. Pero hago esto por ayudarla y lo haría por cualquiera, no creo que acepte ser mi esposa falsa solo por eso.
— Tal vez sí.
— Es mejor otra.
— Ya no tenemos tiempo, Itsac, es ahora o nunca — el rubio miró hacia la pista donde otro avión aterrizó y cerró los ojos, imaginó que estaba en ese avión y recordó la sensación del volante en sus manos.
Eso lo ayudó a calmarse, pero solo un poco.
Helene contuvo el aliento, después de una clase teórica de ocho horas, estaban frente a un simulador de vuelo que parecía una nave espacial y ella estaba esperando a que mencionaran quien sería su compañero en la simulación, y elevó una plegaria para que no fuera la arrastrada de Brenda.
— Y Helene va con Carlos — dijo Itsac y ella dejó escapar el aliento.
Comenzaron a pasar por parejas al simulador de vuelo y ella se sentó en una banca a esperar su turno.
— Recuerden que es el primer simulador, no tiene que salir perfecto — les recordó Itsac cuando llegó su turno y Helene entró. Era un cubículo estrecho, lleno de botones y luces con una pantalla que proyectaba una imagen de una pista de aterrizaje.
— Arranquen, despeguen y traten de aterrizar de nuevo — les indicó Itsac y luego cerró la puerta.
Helene se acomodó en el asiento muy emocionada, su compañero era muy pálido y delgado y parecía igual de emocionado que ella, pero no por la razones que Helene pensó.
— Bien, verificaré el paso de combustible, el freno de estacionamiento — dijo Helene recordando lo aprendido, de verdad estaba emocionada.
Su compañero la miraba.
Después de comprobar todo lo demás, encendió el motor y la cabina vibró, todo era muy realista.
Helene se comunicó por la radio con la torre de control, que no era más que Itsac afuera con un radio y comenzaron a avanzar.
En la pantalla de enfrente se vio como el avión se movía y todo salió bien hasta que estaban en el aire.
— Ya te vi — le dijo su compañero y Helene lo miró.
— ¿Disculpa?
— Ayer me dijeron unos compañeros quién eres. La modelo Helene Back, o quien eras… la verdad es que estás más buena en persona — Helene apretó el control con fuerza.
— Concéntrese en el simulador — le dijo Helene, ya estaban llegando a la otra pista de aterrizaje, pero el hombre estiró la mano y la apoyó en su pierna.
— Imposible concentrarme después de ver esas piernas desnudas — Helene lo empujó, y en el proceso el avión se tambaleó y los sacudió — ¿Por qué te pones nerviosa, cariño? Antes no te preocupaba mostrar un poco.
— ¡Aléjese de mí! — le gritó Helene, pero el hombre subió la mano por su pierna hasta que tocó su parte íntima por sobre el pantalón.
Helene soltó el volante y le dio un codazo fuerte en la nariz al hombre que se bañó en sangre de inmediato.
Él retrocedió, se apoyó en su volante y el avión se ladeó con violencia empujándolos.
— Peligro, impacto inminente — les dijo una voz robótica y luego la pantalla se puso roja y todo se sacudió con violencia.