–No tienes que hacerlo si no quieres – escucho la voz de Oscar que se acerca a mi por detrás.
–¿De qué hablas? – le doy un sorbo a la copa de champaña y me quedo admirando el paisaje al tiempo en que él se une a mí.
–No tienes que casarte si no quieres hacerlo.
–¿Quién te dice que no quiero hacerlo?
–Tal vez el hecho de que todos están allá celebrando y bebiendo champaña como si se hubieran ganado la lotería y tu estás aquí a solas, mirando a la nada mientras te embriagas.
–Solo necesito un minuto para poner todo en orden – chasqueo la lengua.
–Ni siquiera todo el tiempo del mundo hará que lo ames – lo miro con el rabillo del ojo, no puedo creer que me este diciendo esto justo ahora – ¡No me mires asi! Y perdóname por ser tan sincero, Morgan