Alguien toca desesperadamente a la puerta de mi departamento.
–¡Ya voy! ¡Ya voy! – grito mientras camino con mi taza de café matutina en la mano y atravieso el pasillo – ¡Jesús! ¿Por qué las personas no tienen paciencia hoy en dia? – pregunto en voz alta, a pesar de que estoy segura de que yo soy la persona con menos paciencia en el mundo.
Me arreglo la bata que tengo puesta sobre el pijama y entonces abro, Katrin Bell entra como una bola demoledora en el departamento, se ve furiosa, tiene los ojos rojos y parece capaz de matar a alguien.
–¿Hola? – pregunto confundida mientras cierro la puerta.
–¿A ti que diablos te pasa por la cabeza, Morgan? – pregunta poniéndose una mano en la cadera. Esto no está nada bien, si está diciendo palabrotas es porque de verdad está cabreada.
–¿Quieres un poco de c