LUCIANA
El timbre de la puerta me hizo salir de mis pensamientos, pero no me moví de mi lugar. Minutos después escuché unos pasos acercarse en el pasillo y enseguida unos golpes suaves en la puerta de mi alcoba. Rara vez Rebe tocaba, pero en estos momentos sabía como me sentía y lo único que quería era estar sola.
Antes de responder la puerta ya se había abierto, seguía sin moverme y solo escuché los sonidos. Unos pasos suaves se acercaron y sentí como el borde del lado de mi cama se hundía.
—Rebe, no tengo ánimos de nada. Solo quiero estar a solas..
Un aroma familiar llego a mis fosas nasales, ese que se acostumbró a mi olfato y que me encantaba oler todo el tiempo.
No era mi amiga, era Erick.
Intente moverme, ya que estaba de espaldas hacía él. Pero su pecho firme y su brazo que rodeó mi cintura me detuvieron.
—¿Ni siquiera a mi me quieres ver?
—No sabía que eras tú..
—Permíteme estar a tu lado. Prometo no decir nada, solo abrazarte.
Su cercanía era como una cura para t