LUCIANA
—Aún no entiendo como es que me deje arrastrar a este viaje.
Llevábamos minutos de camino hacia algún lugar en Los Ángeles, ¿qué hacíamos aquí? No tengo la menor idea, solo se que me deje llevar cuando Rebecca y mis hermanos se pusieron contentos cuándo Erick los invito. Me giré en el asiento delantero del Mercedes que alquiló para el viaje en tierra, me subí las gafas de sol a la cabeza para poder ver a Erick con claridad.
Él me miró de reojo, sus ojos ocultos tras las Ray Ban oscuras.