Finalmente, luego de una larga lista de papeles que Dominik tuvo que firmar, pudo sentir el aire al salir de la fiscalía.

Su hermano lo acompañaba y ya un auto los estaba esperando, Bruno había hecho todos los arreglos para que tanto Dominik como Alexander pudieran salir del país ese mismo día.

Dominik, lucía un tanto más delgado y pálido, se notaba que los días dentro de aquel lugar, habían mermado mucho su estado anímico; además de que, por el momento, se encontraba limpio de drogas, solo tenía en el cuerpo el medicamento que desde temprana edad consumía.

Alexander pudo respirar tranquilo cuando subieron al auto y sintieron como Simon conducía para ir al aeropuerto de la ciudad.

- ¿Cómo te sientes, Dominik? – preguntó Alexander con los ojos cerrados tratando de descansar.

- Como si me hubiera atropellado un tren… - dijo Dominik despabilado en el asiento trasero del auto.

- ¡Lo sé! En unas cuantas horas estaremos en casa Dom. – dijo Alexander tratando de parecer alentador.

- ¿Casa? Yo