--- Héctor Plourde ---
Miro a la mujer que tengo a mi lado, miro su cuerpo desnudo, ella duerme con una sonrisa en el rostro, aún me cuesta creer que estemos juntos.
Todo ha sido muy rápido, es curioso pensar como es que el destino movió los hilos para que Ana y yo, finalmente, estemos juntos.
Fueron años de reprimir lo que sentía y pensaba de ella y, ahora que la tengo en mis brazos, no puedo creerlo.
- ¡Acaricia mi espaldita por favor…! – dice con los ojos cerrados y se gira para que la acaricie.
Eso es algo muy particular en ella, le gusta que toque su piel, la relaja y a mí, a mí me gusta hacerlo, me gusta tocar su piel desnuda, me gusta admirar su cuerpo.
No puedo negarlo, infinidad de veces imaginé esto, infinidad de veces imaginé que ella y yo podríamos estar así, aunque siendo sincero, llego un punto en donde perdí toda esperanza.
Me conformaba con que ella fuese una madre para mi Jude y yo un padre para Paz, ahora que la tengo a mi lado, juro que haré todo lo que esté en mis m