—Aún no lo hemos decidido —respondió Julio con sinceridad. Al fin y al cabo, no llevaban mucho tiempo juntos y era demasiado pronto para plantearse el matrimonio.
—Los Flores y los César hacen buena pareja. Si os parece oportuno, deberíais fijar pronto la fecha de la boda —dijo Ernesto.
Julio asintió, preguntándose cuál era su intención.
—No te preocupes, yo me encargo.
Ernesto no continuó con el tema tras escuchar su respuesta. En lugar de eso, miró a Matías y Julián y les regañó:
—¿Y ustedes dos? ¿Cuándo piensan casarse?
—Abuelo, aún no he encontrado novia. ¿Cómo voy a casarme? —Julián hizo un mohín, sintiendo que su abuelo no estaba siendo razonable.
Haciendo caso omiso de su respuesta, Ernesto se volvió hacia Matías. Al fin y al cabo, era su nieto mayor y estaba en edad de casarse.
Matías dejó los cubiertos y preguntó serio:
—¿Qué piensas de Sofía López, abuelo?
Al instante, el ambiente de la habitación cambió. Julián echó una mirada furtiva a Julio, cuya expresión se había tor