Sofía acababa de regresar a la hacienda de los López cuando Paloma se abalanzó sobre ella gritando.
—¿Por qué no has detenido tu guerra con mi familia? ¿Quieres ver a tu madre muerta?
Sofía la miró con desdén.
—¿Realmente crees que nos puedes tomar por tontos, Paloma Cruz?
—¿Qué quieres decir? —Paloma se calmó al instante. El miedo crecía en su corazón.
Quizás lo habían descubierto... ¿o no? Pero la doble se parecía tanto a aquella mujer que Paloma casi no pudo evitar darle un golpe en la cara cuando la vio por primera vez.
—¿Que qué quiero decir? ¿De verdad piensas que puedes engañarnos con ese patético impostor que dices que es mi madre? —se burló Sofía.
Aunque ella no podía notar la diferencia, Bruno había sido capaz de hacerlo debido a sus años de devoción hacia ella. ¿No lo había considerado Paloma a la hora de elegir al doble?
Sí, de hecho lo habían considerado, pero supusieron que Bruno no recordaría a esa mujer con tanta claridad después de tantos años.
Parecía que habían subes