La clínica tenía un aura oscura, mucho más oscura de lo que sería de forma habitual. Las enfermeras hablaban entre murmullos y secaban su rostro. Algunos pacientes hacían casi lo mismo y cuando subí al piso en donde estaba Lía el ambiente era aún peor.
Toqué la puerta esperando oír un “Adelante” de su parte. No tardó más de dos segundos y me asomé dentro encontrándome con aquellos preciosos ojos café que parecían acabados de abrir.
–¿Te desperté?-- pregunté apenas entré y me sonrió adormecida. Me sorprendía, Lía no era alguien que durmiera hasta tarde regularmente.
–Buenos días– dijo y le sonreí sacando la mano que mantenía tras la espalda y enamorandome de sus ojos sorprendidos al ver el obsequio le tendí las flores que le había comprado– Oh, Emmet…– sonrió ampliamente y me acerqué a ella para abrazarla. Las rosas blancas y rosa pálido estaban rodeadas de pequeñas florecillas amarillas y blancas y envueltas en un papel celofán color lila, Lía se veía realmente feliz y me enorgullecí