–Parece que todo está bien– el doctor leía las pruebas realizadas y yo movía los dedos con nerviosismo mientras permanecía sentada dentro de aquella camilla. No me habían dejado poner de pie para otra cosa que no fuese ir al baño y nadie sabe lo desesperante que es que te aten una cama cuando has luchado para levantarte por un largo tiempo.
–¿Quiere decir que ya puedo salir de aquí?-- pregunte esperanzada y él me regaló una sonrisa triste. Terminé encogiéndome dentro de mis hombros.
–Ya confirmamos que el ataque de pánico ha sido superado exitosamente y tus valores están estables por completo, ahora queda atacar lo que realmente te trajo hasta aquí en primer lugar, ¿No lo crees?
Asentí, sólo éramos nosotros dos y la enfermera en esa habitación, quien estaba quitándome las conexiones al brazo y aunque intentaba ignorarlo sin duda dolía un poco.
–Cuánto antes mejor– afirmé.
–Bien, me gusta esa actitud– dijo orgulloso el hombre que me conocía desde hacía años– Entonces empezaremos esta