CAPÍTULO 135: AHORA O NUNCA
Hazel
Regreso a la manada con el corazón encogido y una sensación de vacío en el pecho que no se disipa. Algo está mal. Lo siento en el aire, en la tensión de los lobos que caminan por la fábrica sin mirarme directamente, en el silencio que se siente tan opresivo en mi pecho. Acelero el paso, pero siento mi respiración entrecortada, mi instinto me grita que algo terrible acaba de suceder.
Cuando llego a la habitación, el sonido de mi hijo llorando me hace salir corriendo a su encuentro. Entro sin pensarlo dos veces y lo veo en los brazos de Rosie moviéndose inquieto con su pequeño rostro enrojecido y húmedo mientras ella lo mece con suavidad. Rosie levanta la vista hacia mí y veo el dolor reflejado en sus ojos. No hace falta que me diga nada.
—Se fue —susurro, sintiendo cómo las lágrimas queman mis ojos.
Rosie asiente y me extiende a mi bebé. Lo tomo en mis brazos y lo aprieto contra mi pecho, inhalando su aroma como si eso pudiera calmar la tormenta que se