CAPÍTULO 113: EL PRECIO POR TU LIBERTAD
Erik
El tiempo en el reino inmortal es una paradoja cruel. A veces, las horas se desvanecen como arena entre los dedos, y otras, cada segundo se estira como un tormento interminable.
Estoy condenado a ser su esclavo. Un Lycan encadenado a su voluntad, obligado a inclinarme ante cada capricho que se le ocurra. Alguna vez, cuando era un cachorro ingenuo, creí que la diosa de la Luna era una madre benevolente, un ser celestial que velaba por nosotros con amor incondicional.
Ahora sé que no es así.
No somos sus hijos, ni sus elegidos. Somos solo un entretenimiento pasajero, una distracción que creó cuando el aburrimiento la consumía. No nos ve como nosotros la vemos a ella. Y mucho menos le importamos.
Hace días insinuó que habría un precio que pagar si quería regresar con Hazel, pero desde entonces no ha dicho nada más. Juega conmigo, se divierte con mi desesperación, pero ya no tengo paciencia para sus juegos.
Cuando llego al salón del trono, me e