CAPÍTULO 108: REVELACIÓN
Hazel
Kael suelta un largo suspiro y se pasa una mano por el cabello, como si lo que está a punto de decir le pesara más de lo que quisiera admitir.
—No hay una puerta de entrada al reino inmortal —repite con voz cansada—. Solo ella decide quién entra y quién no.
Suelto un resoplido, cruzándome de brazos.
—En conclusión, es imposible —digo con sarcasmo, haciendo comillas en el aire con los dedos—. Así que todo depende de los caprichos de una diosa arrogante.
Kael asiente y baja la mirada. Su postura sugiere vergüenza o remordimiento, pero no me dejo engañar. No confío en él ni en una sola palabra de lo que dice.
—Lo siento, Hazel —murmura—. Nunca pensé que esto pasaría.
La rabia se arremolina dentro de mí.
—Entonces dime, ¿por qué demonios te envió en primer lugar? ¿Por qué "ayudarnos" si luego iba a llevarse a Erik?
Kael suspira y se pasa la lengua por los labios antes de responder:
—Ella no se lo llevó. Erik hizo un trato.
Un escalofrío me recorre la espalda