Scott estaba apoyado en uno de los tres cuadriláteros que había en el enorme gimnasio que había montado Mike.
–Has hecho un gran trabajo aquí Mike. –Declaró Scott mirando alrededor y lo vio sonreír con orgullo.
–¡Es gracias a ti! Este lugar no existiría sin tu exagerada ayuda económica. ¿Sigues entrenando? –Preguntó con curiosidad.
–Hace mucho que no subo a un ring, pero tranquilo que no tardaré en desafiarte. –Scott bromeó palmeando su hombro y se quedó inmóvil cuando vio la figura que estaban esperando entrar por la puerta del gimnasio.
–¡Hoffman¡
–¡Sheriff! –Scott inclinó la cabeza y luego miró el hombre a los ojos. –Mike me ha comentado sobre los rumores que circulan sobre el incendio del club…
–No son rumores, eso te lo puedo asegurar. –Afirmó el sheriff extendiendo una carpeta a Scott y saludando a Mike.
Scott abrió la carpeta y empezó a revisar lo que había dentro. Sacaba una hoja tras otra, se llevaba la mano a la cabeza y luego se quedaba pensativo, mientras los dos hom