Luego de estar ahí un rato, decidimos marcharnos. Llegamos hasta el bar y vimos a través de los cristales, a los chicos pasándola bomba.
- ¿Podemos ir a casa?
- ¿Te sientes mal? –me pregunta preocupado
- No, todo lo contrario, ya he bailado, bebido, cantado a todo pulmón, pero ahora me apetece más ir a la tranquilidad de la casa y ver a Alma, la he extrañado hoy
Es increíble la forma en la que esa pequeña se ha ido colando en cada uno de mis poros, tanto que, cuando no la veo, siento que algo me falta.
- Bueno, la verdad, parece que ellos se lo están pasando muy bien, no creo ni que se hayan dado cuenta que faltamos, vamos
Me dice sonriendo. Llegamos a casa y, después de despedir a la niñera que se había quedado con Alma hoy, subimos hasta su cuarto.
Nos sentamos al borde de la cama y él le da un pequeño beso en la frente, haciendo que ella comience a hablar medio adormilada.
- ¿Papá?
- Sí, pequeña, ya he llegado
- Y mamá ¿dónde se ha quedado?
Los ojos de Nate se abren como p