Capítulo 5
Me fui. Y Federico perdió la cabeza.

Mientras cuidaba de Angelina en el hospital, no podía concentrarse.

En su mente se repetía una y otra vez la mirada llena de tristeza que yo le había lanzado la noche anterior.

Esa mirada nunca la había visto antes. De la nada lo invadió una extraña ansiedad, y casi por instinto, sacó el celular para buscarme.

—Federico, quiero una manzana, ¿me la pelas? —La voz de Angelina lo sacó de sus pensamientos.

Él miró el celular, luego a Angelina, y al final lo guardó.

—Está bien.

Esa noche, Federico se quedó en el hospital con Angelina.

A la mañana siguiente, volvió a casa. Pero cuando abrió la puerta, se encontró con el vacío. Todas mis cosas ya no estaban.

Se quedó quieto un momento y después empezó a buscar desesperado.

—¡Camila! ¡Camila! —gritaba sin parar, pero nadie contestó.

Revisó cada habitación, sin encontrar ni una sola señal de mí. Nervioso, agarró el celular y empezó a marcarme una y otra vez.

Sin embargo, mi celular ya estaba apagado y tampoc
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