Capítulo 160.
No solo mis compañeros de manada se encontraban paralizados sobre el suelo, sino también algunos Renegados.
Regresé sobre mis pasos hacia el pasillo lleno de cadáveres y encontré lo que buscaba.
Asqueada más allá de todo, tomé una pierna y un brazo que nadie echaría en falta antes de correr de nuevo hacia mis compañeros paralizados.
Recargué con cuidado la pierna sobre la pared y luego utilicé la mano llena de garras para ir enterrándolas en los cuellos de los Renegados esparcidos por el lugar.
Cuando todos murieron, o estaban en eso, regresé por la pierna y sin pensar en que realmente estaba utilizando la sangre de una pierna para llenar el frasco y neutralizar un poco el aroma.
Después de eso, tomé algunas ropas de los muertos y envolví esa cosa peligrosa una y otra vez.
-No sé cuánto tiempo tome en dispersarse el olor, pero arrojaré esto lejos antes de adentrarme más allá. - Dije tomando la cosa envuelta y pateándola todo lo lejos que pude.
Satisfecha, pasé a mis compañer