Mundo ficciónIniciar sesiónPOV Aldric
A veces creo que la vida tiene un extraño sentido del humor. Me dejó pudrirme durante años, masticando polvo, hambre y ese silencio cruel que queda cuando nadie quiere saber nada de ti… para luego traerme hasta aquí, a esta casa cómoda, cálida, llena de comida y ropa nueva. Todo pagado, todo dado sin que yo tenga que mover un dedo más que para pedir.
Y todo porque esa niña —mi hija— terminó convertida en reina.
Elara, la misma que lloraba escondida detrás del establo cuando yo llegaba borracho y su madre empezaba a gritarme… ahora vive en un castillo y manda sobre un reino. Si eso no es ironía, no sé qué es.
Me llevo un trozo de pan a la boca, recién traído esta mañana por los guardias. Lo mordisqueo con calma, disfrutando del sabor. Es curioso cómo uno se acostumbra rápido a lo bueno. Lo amargo, en cambio, nunca deja de ser amargo, pe







