POV Aldric

El pan está duro, pero sabe mejor que cualquier cosa que haya comido en años. La carne, tibia.

El vino, mediocre… pero suficiente. Muerdo, mastico, trago… Y bebo.

Bebo como quien vuelve a casa después de un viaje interminable.

El príncipe, o rey—lo que sea ese muchacho altivo—ordenó que me trajeran comida todas las mañanas. Ropa limpia una vez por semana. Agua caliente. Un techo.

No sé qué demonios habrá visto en mí, pero no me interesa. Lo único que me importa es que, por fin, después de tanto vagar, tengo algo. Algo que no gané con esfuerzo. Algo que solo debía pedir.

Me río para mis adentros.

A veces la vida es generosa con los que menos lo merecen.

La casa donde me han instalado no es grande, pero sí mucho mejor que todas las pocilgas en las que he dormido