POV Leonard
Caminé con pasos firmes, acompañado de dos guardias que mantenían el porte rígido, y Valentín a mi lado, con su expresión de siempre, un equilibrio perfecto entre resignación y prudencia. Pero no tenía alternativas, ya estábamos juntos en esto.
—¿Está seguro de esto, alteza? —susurró el secretario.
—Más seguro que nunca. Ella debe entender cuál será su papel, o todo esto se vendrá abajo antes de empezar.
Le hice una señal al guardia que cuida su puerta, este abrió la puerta con un chirrido y un olor a encierro se mezcló con el aire.
Allí estaba Elara. Sentada en el borde de la cama, descalza, con el cabello despeinado cayendo en ondas sobre su rostro, y esa mirada insolente que parecía desafiar hasta las paredes.
—Debe mantener la calma, alteza —susurró el secretario.
Asentí, no iba a discutir… a menos que ella me provocara.
La mujer al verme entrar, se levantó de golpe.
—Déjeme salir de aquí, ¿Por qué me tienen como prisionera?
Levanté mi mano para que no hablara más, per