POV Elara

Al final yo he tomado la decisión de estar aquí, era lo que pensaba mientras apoyaba mi cabeza en una suave almohada.

Miraba aquella habitación que era iluminada solo por velas y tragaba sonoramente, tenía un nudo en mi garganta. Aquí es cómodo, pero quiero estar en casa, dormida en la cama que compartía con mis hermanas.

¿Cómo estarán ellas?

Cerré mis ojos y una lágrima se desbordó, se sentía cálida, espesa… como si fuera un chorro de piel que baja lentamente hasta chocar sobre esa almohada rellena de plumas.

No creí que ese largo día, agotador y lleno de mil emociones, me permitiera descansar, pero al final, el cansancio me ganó. Cerré mis ojos y terminé sumergida en una terrible pesadilla.

Estaba de vuelta en la plaza, en las manos de ese hombre, sentía el olor de la carne que brotaba de su ropa, forcejeaba, levantaba mis manos y pedía ayuda a mi madre, pero ella solo me ignoraba y se alejaba más y más mientras que él me arrastraba consigo…

—No, no… no quiero ir con… ¡No!