De vuelta a Linoa.
POV Elara
El carruaje se movía con un vaivén suave, aunque cada piedra del camino hacía temblar el suelo bajo mis pies. Afuera, el paisaje se deslizaba entre la bruma matinal y los campos dorados que bordeaban los límites del reino.
Mirenia estaba a mi lado, envuelta en un abrigo oscuro, tan silenciosa que apenas parecía respirar. Yo, en cambio, no podía dejar de apretar las manos sobre mi regazo. Sentía un nudo en el pecho, una mezcla de ansiedad y emoción que me mantenía alerta a cada sonido del viaje.
Leonard me había dado su permiso, con una mirada que todavía llevaba la huella de la desconfianza.
Tenía su rostro grabado en mi cabeza y eso agitaba más mi pecho.
Un solo día —me advirtió— fue claro en sus palabras “Vas con Mirenia y regresarás antes de que anochezca. Nadie debe saber quién eres”
Lo vi esa mañana antes de partir, sus dedos rozaron los míos al entregarme el manto con el que debía ocultarme, sentí la calidez de un gesto que parecía más humano que principesco. Quizás é