Mundo ficciónIniciar sesiónPOV Elara
No se lo dije a nadie, pero desde aquella mañana algo en mí cambió.
No fue solo el mareo, ni el cansancio que parecía adherirse a mis huesos como una sombra persistente. Fue una sensación más profunda, más antigua. Como si mi cuerpo supiera algo que mi mente aún se negaba a aceptar. Como si dentro de mí se hubiera encendido una llama silenciosa que ya no podía apagarse.
Desperté con la luz filtrándose por los pesados cortinajes de la habitación real, suave, dorada, engañosamente tranquila. El castillo estaba en calma, pero yo no lo estaba.
Me llevé una mano al vientre de forma instintiva.
Aún no había forma de sentir nada, lo sabía. Y, aun así, algo estaba ahí. Presente. Vivo.
El médico había sido cuidadoso, discreto, casi reverente. No habló de certezas inmed







