Capítulo 7

—  ¡He dicho que no! ¿Acaso te has vuelto loca? No pienso abandonar a mi nani solamente porque parezco un poco cansada.

—  Tienes que convencerla —  ella miró a la chaparrita —  tal vez a ti te haga caso.

—  Ven Lucía, tenemos que hablar —  ella me tomó del brazo y me llevó aparte —  escucha niña mía, es necesario que descanses, te miras demasiado agotada y no puedes seguir así ya que te puedes enfermar, sabes bien que en estos momentos no es conveniente.

—  Pero mi nani tiene que tener un familiar presente, no podemos dejarla solo con esa enfermera.

Al final el doctor dijo que era necesario que un familiar se quedará presente incluso si estaba la enfermera, Lina decidió quedarse con la condición que mañana tendría que quedarme todo el día a pesar de que iba a llegar la señora que habían contratado.

—  Muy bien, yo me quedaré sin ningún problema pero por hoy te quedas tú.

La chaparrita y Lina entraron a ver a mi nani, luego de que la visita fuera hecha me fui a la casa acompañada de mi querida tía, estaba en mi rincón cuando ella llegó a verme.

—  Dime lo que tengas que decir —  la miré sabiendo que quería decirme algo —  te conozco lo suficiente, recuerdalo siempre.

—  Es sobre Carlos, te pido que no te alteres con esto que te voy a decir y no le vayas a decir nada.

—  Ahora que demonios hizo —  yo bufé molesta —  realmente es un crío inmaduro que siempre da problemas, le dejé pasar por alto que no quiere visitar a mi nani pero si está jodiendo pienso sacarle los ojos.

—  No es nada malo, el día que hospitalizaron a mi mamá vino a la casa con una mujer, es demasiado prepotente y altanera, él la presentó como su novia e incluso trajo a tres niñas que eran de ella.

—  No podemos meternos en eso, supongo que la noticia les tomó de sorpresa tanto a Lina como a ti —  ella asintió —  no es para menos, se presentó en el momento menos adecuado pero bueno no hay mucho que hacer respecto al tema, en estos momentos la prioridad es mi nani y nadie más.

Ese día me dormí en cuanto toqué la almohada. Al día siguiente me convocaron los de la universidad pero no podía ir ya que tenía que ir al hospital, perdí un foro que iba dirigido a la especialidad que estaba cursando sin embargo no encontré una solución para poder asistir, la chaparrita no podía pensar con la cabeza clara en caso de que se presentara una emergencia así que definitivamente eso era nulo desde un inicio.

—  Hola —  saludé a Lina y a la señora que cuidaría a mi nani —  ya te puedes ir, ¿Qué dijo el doctor?

—  La fiebre bajó, vendré con tu tía para la visita —  ella tomó sus cosas para irse —  cualquier cosa nos avisas.

Lina se fue del hospital y me quedé con la enfermera, revisé mi celular ya que eso me haría matar el tiempo un rato. 

—  Disculpe —  le hablé a la enfermera —  tengo que ir al baño, cualquier cosa me avisa a mi celular.

—  Si, no se preocupe demasiado que aquí voy a estar —  yo le di mi número —  está guardado, puede irse.

Salí corriendo hacía los baños que se encontraban a una distancia considerable de la sala de cuidados intensivos, era un hospital público así que no se podía esperar mucho de él, iba de regreso cuando me tropecé con un hombre.

—  Lo siento —  miré abajo y unos zapatos lujosos estaban frente a mí —  no lo he visto.

El hombre era con una barba poblada, tez blanca, cabello rizado, sus ojos no pude verlos debido a que llevaba lentes de sol y unas rayas que salía de uno de sus pectorales por lo que suponía era un tatuaje, había algo en él que me era familiar sin embargo no pude recordar de dónde sacaba esa familiaridad.

—  No se preocupe, es algo que le puede pasar a cualquiera, ¿Se encuentra bien? —  yo dije que sí —  muy bien, adiós.

Él se marchó sin decir nada más y yo me fui corriendo hacia UCI, en lo que estaba ahí llegó una señora con unos paquetes de comida y los repartió entre los que estábamos aquí.

—  Disculpe —  yo le hable a la mujer —  ¿Quién trajo esto?

—  Es un hombre que mensualmente trae comida al hospital, pide que se les dé a todos los que cuidan enfermos y a los pacientes también pero dado que ninguno de cuidados intensivos puede comer esto solo se las damos a ustedes.

La empleada del hospital se marchó, en el momento que yo abrí el paquete me sorprendí al ver una comida bastante buena, generalmente cuando las personas hacen tal cosa tratan de buscar lo más económico y lo que más les rinde, pero esto no era el caso, comí con mucho apetito y al llegar la noche nos dieron la misma porción que nos habían dado al mediodía. Me encontraba dormida cuando escuche que la enfermera me llamaba, rápidamente me levanté y a pesar del dolor que tenía en todo el cuerpo simplemente lo ignoré, espere que saliera la doctora que estaba de turno pero me pidió que le avisara a sus hijas.

—  ¿Qué sucede doctora? Si es algo grave tengo derecho a saberlo, por favor dígame que sucede con mi nani.

—  La señora tuvo un infarto, necesito que le avise a sus hijas ya que la probabilidad de supervivencia disminuyó considerablemente con este hecho.

Sentía como mi mundo se derrumbaba con esas palabras, tomé el celular para llamar a la casa y pedirles que se vinieran en este momento, Carlos fue quién me contestó así que prometió decirles a Lina y a la chaparrita.

—  ¿Acaso no vas a venir? Por un demonio Carlos, es necesario que lo hagas.

—  No empieces con tus cosas, considérate servida al decirles a Lina y a Beti lo que me pides.

Él me colgó sin ningún remordimiento, yo mantenía la esperanza de que iba a salir de esto pero en el fondo sabía que si le daba un segundo infarto no podría sobrevivir, me dolía pero era la verdad. Finalmente ellas llegaron, tardaron ya que no podían conseguir un carro a esas horas de la madrugada.

—  Bien —  dijo Lina —  mañana vendré a relevarte, supongo que no te quieres ir conmigo y dejar a mi mamá al cuidado de la enfermera.

—  ¿Acaso perdiste la cabeza? Si antes no quería dejar a mi nani ahora menos, nos vemos más luego.

Ellas finalmente se marcharon, fui a la banca donde estaba durmiendo y a pesar de que la angustia crecía en mi pecho no pude evitar quedarme dormida. Las horas pasaron y tuve que irme a la casa pero algo en mí me decía que tenía que apresurarme por lo que solamente me duche y lleve el desayuno para comer en el hospital.

Iba llegando cuando miré a la enfermera caminar en mi dirección, estaba lista para decirle que se fuera, que yo ya me iba a quedar sin embargo la doctora llamó a los familiares de mi nani y yo me fui corriendo. Al entrar a la pequeña sala que había dentro de cuidados intensivos la doctora me miró y yo rogaba desde el fondo de mi corazón que fueran buenas noticias.

—  La señora tuvo un segundo infarto —  me dijo y yo me decía mentalmente una y otra vez que lograran haberla traído de regreso —  la reanimamos durante 17 minutos pero lamentablemente no la pudimos revivir.

Cuando escuché esto sentí que una parte de mi corazón se murió y solamente grite negando a creer lo que me decían, comencé a llorar desgarradoramente porque era lo único que podía hacer, a pesar de la noticia tan dura que me habían dado me mantenía de pie.

—  ¿Puedo verla?—  le dije a la doctora —  por favor.

—  Dentro de un momento, la vamos a desconectar —  me dijo mientras me encontraba deshecha —  yo la voy a llamar cuando pueda pasar.

—  Está bien, gracias doctora —  le dije y me marché.

Estando afuera empecé a llorar desgarradoramente, tenía que llamar a la casa para decirles lo que había sucedido y que trajeran todo lo necesario.

—  Vengan ya, traigan la caja, mi nani falleció —  les dije tratando de contener mis lágrimas porque me necesitaban fuerte, un no desgarrador se escuchó —  hagan caso, tienen que traer el ataúd porque si no lo traen no la entregan.

—  Ya vamos—  me dijo —  no tardamos.

El siguiente número que marque fue el de Carlos, el teléfono empezó a sonar 

—  ¿Aló?—  me contestó —  ¿Ahora que jodidos quieres?...

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