Al día siguiente que me desperté ella se encontraba boca abajo mientras su pierna estaba encima de mi cuerpo, se miraba lindamente greñuda y mientras dormía respiraba profundamente e incluso suspiraba. Intenté apartar su pierna pero cuando lo hice me abrazó como si fuera un oso de peluche enorme.
El rato pasó y ella comenzó a despertarse, su mano palmeó la zona donde estaba y terminó por darme un golpe en el rostro.
— Ouch — dije y ella abrió los ojos — eso dolió, buenos días Lucía.
Cuando miro en la posición que se encontraba se ruborizo demasiado y terminó por caer de la cama envuelta en la sábana como si fuera un burrito mexicano.
— ¿Estás bien?— le pregunté asustado y ella saco su pulgar para decirme que si — ayer me quedé dormido en la mitad de la película pero definitivamente es entretenido mirar esto contigo.
Lucía se recompuso y su melena de león a como ella la llamaba comenzó a acomodarla, se notaba avergonzada pero yo decidí no decirle nada.
— ¿Quieres comer aquí o en