Por la mañana.
Paula María salió de la bañera del apartamento de Gabo, luego de tomar una ducha y colocarse la bata de baño de él, observó a Carlos Gabriel recostado, aún dormido y se acercó, depositando un cálido beso sobre sus labios.
Gabo se removió, y parpadeó al sentir el beso de Pau, entonces abrió los ojos, y sonrió.
—Te gusta madrugar —expresó estirando sus brazos.
Pau batió sus pestañas, coqueta y sonrió.
—Deseaba verte despertar —mencionó con cariño—, durante mucho tiempo esperé por un momento así. —Suspiró profundo—. A veces creo que es un sueño —confesó recostándose a su lado.
Gabo suspiró profundo y la abrazó.
—Es una realidad —expresó—; sin embargo, no podemos confiarnos, debemos poner en práctica el plan del que te mencioné de inmediato.
Pau resopló.
—Tenemos que planearlo bien —comentó sin ocultar su temor—. Vivir a tu lado me emociona, pero me entristece alejarme más. —Lo miró con ternura.
Gabo acarició la mejilla de Pau.
—Tenemos que buscar ayuda profesional par