Paula María abrió a la puerta y observó a Gabito recostado viendo una película, mientras la mujer estaba tejiendo.
—Hola, ¿cómo están? —indagó sonriendo con emoción—. Vine a avisarles que ya estoy en casa y que Gabito tiene visita —expresó.
—Me alegra que ya estés aquí, ya me tengo que ir —Doña Jovita se puso de pie y salió de la habitación, se presentó con Gabo y se fue.
—¿Quién es? —cuestionó el pequeño, poniéndose de pie—. Estoy con flojera, ¿podemos ver la tele en la sala? —cuestionó.
—Sí, claro —Pau sonrió y lo vio asomarse hacia la sala y se quedó en silencio unos segundos, para luego verlo esbozar una amplia sonrisa.
— ¡Papá! —exclamó con fuerza—. Volviste —gritó con entusiasmo y corrió hacia sus brazos.
Gabo esbozó una amplia sonrisa al verlo, se colocó a la misma altura del pequeño, y lo recibió en sus brazos, lo estrechó con cariño, y suspiró profundo.
—Te extrañé —confesó con sinceridad. —¿Cómo te has portado? —indagó alzándolo en sus brazos. —¿Ya sos novio de Norita? —br