(POV: Ishtar)
A veces el cuerpo recuerda lo que la mente quiere olvidar.
Y a veces… lo que compartiste con alguien no se rompe tan fácil como desactivar un vínculo.
Desde que se había roto la conexión del Orvium, Mike y yo logramos evitar quedarnos solos. No fue algo planeado; simplemente… pasó. O quizás preferimos que así fuera. Ignorar era más sencillo que enfrentar lo que quedaba entre nosotros.
Hasta hoy.
Regresé tarde al módulo de descanso tras una jornada que parecía no tener fin. El pasillo estaba oscuro, iluminado apenas por una luz intermitente que reflejaba sombras alargadas sobre el metal desgastado de las paredes. El aire cargado de electricidad estática raspaba la piel.
Y entonces lo vi.
Mike estaba apoyado contra la pared, cabeza baja y brazos cruzados, envuelto en una calma tensa que desentonaba con él.
No dijo nada al principio. Ni siquiera me miró.
Pero ambos sabíamos que estaba esperando por mí.
Intenté pasar de largo, fingir que no lo veía.
—¿Qué haces aquí? —pre