(POV: Ishtar)
Golpear no arreglaba nada.
Pero a veces… dolía menos que pensar.
El gimnasio nocturno estaba casi vacío. Solo las luces de seguridad parpadeaban sobre las máquinas, proyectando sombras largas, y el eco de mis puños contra el costal era el único sonido que me mantenía presente. Una, dos, tres veces.
Ignis Lux vibraba bajo mi piel. No lo dejaba salir. No aún. Quería que sintiera la frustración contenida, igual que yo.
El combate con Adriian me había dejado con los nervios encendidos como cables pelados. No fue solo la pelea. Fue la sensación de... de que nuestros fuegos se reconocieron. Como si compartiéramos algo que ninguno pidió. Como si mi llama hubiera buscado a la suya.
Y eso me jodía. Mucho.
No me gustaba sentirme conectada a nadie. Menos a alguien como él.
Volví a golpear, más fuerte esta vez.
—Sabía que eras de las que se desvelan... pero no pensé que por vicio al dolor.
La voz me hizo girar los ojos, no el cuerpo.
Tenía que ser él.
—¿Vienes a burlarte o a dar cát