― ¿Zapatos LX? ―le digo toda sorprendida― ¿usted piensa darme la empresa que maneja Neil y su madre? ―le recalco anonadada―pero ¿no se supone que ese es el premio de la apuesta? ―le recuerdo y él suelta una carcajada.
―Pero estoy seguro de que tú la quieres más que nada―me dice con una ceja levantada― ¿no es cierto, Valery? ―me señala y yo trago en seco.
―Si lo que me está preguntando es si prefiero quedarme con el legado de mi familia, en lugar de que esos dos malditos lleven a la quiebra a la empresa que mi padre tanto tiempo le invirtió, la respuesta es sí―le respondo y trago en seco―sin embargo, estoy segura de que usted es un gran empresario y los zapatos que mi padre hacía son muy buenos―le señalo y él se ríe de mi comentario.
―No, no me interesa esa empresa―me indica con una sonrisa―ya me ganaré el contrato y el ser un socio permanente en el consorcio de los Clarkson―me confiesa, pero sigo sin salir de mi estupor.
―Pero, es que es mucho―le confieso―me daría la oportunidad de se