9 – CELOS, POSESIÓN Y AÑORANZA.
Un gruñido bajo y gutural escapa de la garganta de Fenrir antes de que este sea siquiera consciente de ello. Es solo cuestión de segundos para que su mirada normalmente de un tono violáceo claro, comience a tornarse poco a poco en uno un tono más oscuro, casi negros, mientras su lobo ruge dentro de su pecho con una fuerza casi primitiva, exigiendo liberarse.
El peli plateado puede sentir como cada parte de su cuerpo se tensa a un punto casi extremo, cada músculo contrayéndose de forma tal que es más que evidente que se encuentra llegando al borde del descontrol, pero antes de ceder totalmente a su instinto más primario, busca un poco de su raciocinio y aprieta la mandíbula al tiempo que cierra los ojos por un instante, buscando así la manera de calmar el huracán de emociones destructivas que se encuentra creciendo dentro de él.
Y es que aún cuando su parte animal le grita que destruya absolutamente todo lo que se interponga ante su paso, su lado humano le recuerda que no puede permitir