Nina cerró los ojos durante un segundo, un solo segundo, antes de darle la espalda y apoyarse en su coche. Intentó respirar. Jake sabía algo, pero solo algo, fragmentos, pedazos de la verdad.
Había hablado con Meredith, eso era evidente. Y también era evidente que aquella vieja bruja no le había dicho todo… o Jake solo estaba probándola…
Se dio la vuelta con brusquedad y le pateó la pantorrilla, arrancándole un gesto de dolor y aprovechándose de su sorpresa para asir las solapas de su traje y tirar de él contra su boca.
Tres segundos, solo tres segundos bastaron para que Jake la tomara por los hombros con violencia y la apartara de él, jadeando con la angustia retratada en el rostro.
—¡M@ldición! De verdad no te lo dijo… —murmuró Nina, y se cubrió el rostro con las manos.
Era como vivir prendida de un condenado cangrejo, un paso adelante y tres atrás.
—¿Decirme qué…?
—Súbete al auto —ordenó sin mirarlo, mientras le daba l