Meg y Jonah habían salido en unas cuantas ocasiones durante las últimas semanas. Para Meg aquellas salidas eran una válvula de escape, pues Jonah era divertido, y Ben lo pasaba genial durante sus citas. Aquella noche Meg y Jonah habían quedado para cenar en casa de ella, y mientras Meg pensaba si los nuggets de pollo serían poco elegantes para servírselos a un adulto, llegó Emma.
- Hola Emma, no tengo mucho tiempo esta tarde,es que viene Jonah a cenar y quiero prepararme.
- Lo sé, he venido para recoger a Ben y llevarlo con Violet y conmigo, podemos ver una película y comer palomitas, y te prometo que lo obligaré a acostarse pronto.
- Pero Ben va a quedarse a cenar con nosotros.
Emma la miró con cara extrañada, y tardó varios minutos en plantearle la cuestión que saltaba en su mente.
- ¿Pero c&oac