SABRINA
Con la excusa de que el novio no podía ver a la novia antes de la boda, nos alistamos tranquilas en la suite del Hotel Skylofts at MGM Grand, que reservamos para las seis mujeres. Josh se uniría a los muchachos y esperaba que no se fuera de puños por causa de Alina.
A las siete nos veríamos en la capilla Chapel of the Flowers y allí, después de dieciocho meses, Alina y Leonardo se volverían a ver las caras.
Estaba segura de que en el restaurante primero, y luego en el Hakkasan, el night club del hotel en donde llevaríamos a cabo la despedida de soltero de ambos, la tensión reinaría y Alina no pararía de lanzarnos dardos venenosos.
Sin embargo, todas nos armamos de valor para simular que nada andaba mal. Ella seguía pensando que Leo estaba feliz y casado, con una vida lejos de todos nosotros.
Lina terminó de arreglar mi pelo y de maquillar mi rostro, para seguir con las demás. Llegado el momento, me calcé el vestido color plata, que consistía en un corsé con apliques y mangas t