El plan era simple, le daría un poco de celos a Piero y ya luego intentaría hablar con él, conocerlo más y pedirle que me ayude a aprender a confiar en las personas que amo.
Alina enviaría a Josh a buscarlo para que nos viéramos en Avalon: un club nocturno del Sunset Strip, donde también se ubicaba un exquisito restaurante VIP.
Luego de mi escena de lamentos, habíamos ido a un centro comercial y mis amigas escogieron en exquisito vestido azul eléctrico; diminuto por donde se lo viera, con dos tajos a los lados del muslo y un escote profundo en la espalda. Las tiras del corpiño rodeaban mi cuello, cruzándose en la espalda y abrochándose por debajo de mis brazos a la tela. De allí, pasamos al salón de belleza, donde alisaron mi pelo y recogieron en una coleta alta. Maquillaron mi rostro marcando mis ojos en el mismo tono del vestido, me pusieron máscaras de pestañas largas y los labios los pintaron en un intenso rojo carmesí.
Cuando me vi al espejo, casi no me reconocí. Estaba realmente