SABRINA
Él suspiró y llevó la cabeza hacia atrás, removiendo sus labios mientras en su cuello se notaba un ligero movimiento que aludía a la impotencia por no saber cómo seguir, hasta que pareció relajarse y una leve sonrisa se asomó en sus labios.
Volvió a mirarme y prosiguió:
—Precisamente porque nada de eso pudo suplir tu ausencia, es que te busqué de manera incansable por estos cincos años, Sabrina —lo miré desconcertada, como si estuviera bromeando conmigo—. Si no me crees, pregúntale a Gerald, a Lina, a Alison… a Alina; incluso a Josh. Al conserje de tu piso, a los vecinos. Te busqué por todo este tiempo con la intención de pedirte perdón, pero entiendo las razones y motivos que tuvieron las personas que te aman para no decírtelo, para alejarme como pudieran y no los culpo para nada porque yo hubiera hecho lo mismo. Sin embargo, necesitaba con todo mi corazón que supieras que tampoco fue fácil para mí. Después del fiasco que resultó la ceremonia, y todo por mi culpa, las cosas n