—¿Debemos ir al hospital de una vez? —preguntó el señor Evans igual de perdido a Charles.
—No lo sé, se supone que los bebés llegaban dentro de tres semanas, no hoy. No sé qué hacer.
—Hoy nadie reacciona —Ryan se movilizó al ver a su amigo paralizado—, yo voy a conducir porque Charlie sigue en shock; Johanna, ayúdame a llevar a Becca al auto; Donna, ve por la maleta de Becca, te espero en la entrada; y Julian, lleva a los padres en tu auto y avísales a los guardias.
Todos se apresuraron a obedecer las órdenes de Ryan, parecía ser el único ecuánime en ese momento.
Rápidamente llegaron a la clínica, donde los atendieron de inmediato, los médicos ya habían sido avisados de que ellos iban en camino y tenían todo preparado, uno de los privilegios que Charles podía garantizarle a su esposa gracias a su fortuna.
Rebecca tenía programada una cesárea para unas semanas después, el obstetra había recomendado hacerlo de esa manera ya que sería menos riesgoso por tratarse de un embarazo gemelar pr