El punto de vista de Gabriela

Llevo mi pendiente de perlas al cajón para combinarlo con mi collar de perlas, que no quedará demasiado extravagante. Llevo un vestido azul por debajo de la rodilla, con mangas cortas, lo suficientemente informal para una primera cita. También llevo un maquillaje sencillo, ya que se trata de una cena informal, amistosa.

«Señorita Gabriela», llamó a la puerta una criada.

Me levanto para abrir y le sonrío. «¿Sí?», pregunto.

«Su invitado está abajo. Les está esperando a usted y a su madre», me informa.

Asiento con la cabeza y respondo: «Ahora mismo voy».

Tras escuchar mi respuesta, se da la vuelta para marcharse. Vuelvo al interior y cojo mi bolso de la cama, después de lo cual me miro por última vez antes de salir.

Caminé hacia el pasillo y bajé las escaleras, donde oí voces que provenían de la sala de estar. Allí encontré a Miguel hablando con mi madre, y a mi madre claramente disfrutando de su compañía tanto como yo. Pero mis ojos se fijaron inmediatament