CÁRLENTON
Saqué mi teléfono y llamé a mi secretaria, le dije que cancelara las actividades que tenía para este día y las pospusiera para después porque no iría a la empresa durante el fin de semana.
Estamos conduciendo hacia la clínica, la señorita Dayana va molesta porque no la quise llevar al hospital público que ella me dijo, sino que la llevo a la clínica de mi amigo Arturo.
Cuando llegamos a la clínica, ella al ver lo ostentosa que era, muy apenada me dijo que no podía entrar aquí porque debe ser caro y ella no cuenta con el dinero suficiente para permitirse hacer sus exámenes en un lugar así.
Juro que su inocencia me está volviendo completamente loco, ella se está convirtiendo en mi perdición.
Le dije que no se preocupara por los gastos, que todos corrían por mi cuenta.
Luego se puso más enojada cuando le dije que no iba a ir a trabajar a la empresa porque me quedaría todo el día con ella para acompañarla y que no estuviera sola en su apartamento.
Cuando el doctor la atendió