Horas después Mardeli ya había dado a luz a su hija. La sala se llenó de gente por ambas familias, era la primera nieta mujer y estaban coquetos por conocerla.
Mientras tanto, Roldan se mantenía al lado de su mujer. Ella comentó sentirse nerviosa de cuando a ella se le llegara el día quizá no podría soportar el dolor que implica traer otra vida al mundo.
Una noche mientras Roldan dormía su teléfono comenzó a vibrar con insistencia.
Harta de ese sonido Mardeli decidió atender la llamada mientras le daba palmadas en el hombro para que se despertara.
—¡Jefe, van por usted! La policía incautó el último cargamento y el chele abrió la boca.
Sofía se quedó helada, ¿cargamento? ¿Policía? No entendía nada.
Roldan le arrebató el teléfono de las manos y se lo llevó al oído. De un salto se levantó y salió de la habitación.
—Vístete, cariño. ¡De volada, por favor!
Ordenó antes de cerrar la puerta.
Con la adrenalina al cien por el alboroto y las ganas de saber que era lo que estaba pasando, en cues