David luchó para que Mardeli se olvidara del fastidioso divorcio. Pero no, ella estaba empeñada en que sucediera.
Ya no quería seguir siendo un plato de segunda mesa. Los engaños no se perdonan y el amor que sentía, aunque no se ha enfriado por el momento, pero sucederá con el tiempo.
En su desesperación, David solicitó ayuda a sus padres y suegros. Pero ninguno se quiso meter entre ellos, era cuestión de tiempo para que la bomba de que tenía una amante a escondidas saliera a luz.
En un mundo donde las mentiras y la maldad abundan. Donde el amor se ve opacado por una traición, David y Mardeli llegaron a un acuerdo y dos días después ya estaban divorciados.
No había rencor entre ellos, solo dolor y tristeza.
Cuando salieron del Registro Civil, David se ofreció a llevarla a casa. Pero ella prefirió esperar a que su padre la fuera a recoger como habían acordado.
—Soy inocente, exesposa. Es la segunda ocasión que me acusas de algo. Vuelves a dañar mi reputación y, en esta ocasión, créem