-Tú dices que uso a nuestro hijo para cerrar negocios, pero el idiota de tu jefe es el que realmente lo hace con esa niña que ahora tiene- Emilia lavó los platos del desayuno, ignorando a Daniel- ¡La muerte repentina de su hermano fue un regalo del cielo! ¿No te das cuenta?
-Ese hombre solo le dejó deudas a Adrian- exclamó dándole la espalda.
-Con que Adrian eh…¿Desde cuándo lo llamas por su nombre y no por “Señor Sinclair?- exclamó acercándole su taza de café sucia a la pileta, usándolo de excusa para estar cerca desu esposa y mirarla a los ojos. Como buscara en sus ojos algo que delatara que ese idiota era su amante.
Emilia no quitó su mirada de la esponja y del plato que estaba lavando.
-Ey… te estoy hablando- exclamó tomando del brazo a Emilia.
La azabache se alejó, y el plato de deslizó de sus dedos, estrellándose contra el suelo en un fuerte estruendo.
-Mira lo que hiciste- gruñó la joven agachándose y tomando los pedazos rotos sobre su palma.
-No has contestado mi pregunta.- ex