UNA MADRE PARA MI HIJO
La noche transcurre sin ningún incidente, en un momento vi a la mujer que me humilló en el centro comercial, está por su parte en cuanto nos vio se alejó de nosotros perdiéndose entre los invitados y, me preguntó que le habrá pasado ya que se fue muy rápido e hizo como si no nos viera, aunque eso sí, a mí me lanzo una mirada de completo odio antes de darse la vuelta.

Después de un rato Massimo me deja a solas para hablar con el señor Salvatore sobre sus negocios, por lo que decido acercarme a la mesa de los bocadillos, estoy viendo algo que se me antoje para probar, cuando un hombre joven se acerca a mí con dos copas en mano.

—¡Buenas noches, señorita! ¿Puedo invitarle una copa? —Es un hombre muy guapo y educado por la forma en que se expresa.

—¡Buenas noches!, si claro ¿por qué no? —Tomo la copa que me tiende y antes de beber le pregunto su nombre—. Disculpe la descortesía, pero ¿cuál es su nombre?

—Me llamo Renzo Lombardi y ¿cuál es su nombre bella dama?

—Lilibeth Domínguez, un
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