Massimo
Durante estas semanas he estado fuera, en parte porque no quiero cometer una locura de la que pueda arrepentirme como el último día que estuve con Lilibeth y otra razón se debe a que han intentado robarme un cargamento de armas, por fortuna encontré a los responsables, por lo que estoy rumbo a mi mansión cuando recibo una llamada de Anely.
—¡Buenas tardes, señor! Disculpe la molestia, pero la señorita Lilibeth desea salir a dar una vuelta junto con Alexandre y quería saber si la autoriza. —pregunta al otro lado del teléfono.
—La señora Lilibeth. —la corrijo—. Bien dile que puede ir, pero que debe llevarse a Franco, también la acompañaran Mia, tú y otros hombres más ¿me entiendes?
—Sí, disculpe la señora. Entiendo, gracias. —Termino la llamada y continuamos con el viaje de regreso.
Después de unas dos horas recibo otra llamada nuevamente de Anely, la cual se escucha bastante exaltada y nerviosa.
—Señor, lo lamento, pero no encontramos a la señora, la dejamos con dos de sus