Después de un día tan familiar, y quedarnos hasta la madrugada charlando de cómo nos ha ido en nuestras vidas, terminamos agotados. En lo que Dan y yo tocamos la cama que nos dieron en la mansión Brown, quedamos rendidos. Tan o más rendidos que Junior, que estaba ya en la cuna que metieron a la habitación.
Pero la luz de la mañana, me regresa a la vida. Creo que soy la primera en despertar y estrujarse los ojos, aunque no lo soy al darme cuenta que Dan está viéndome hipnotizado. Está acariciando mi cintura, le sonrío.
—¿Pudiste descansar? — pregunto.
—Lo suficiente… ¿y tú? — me pregunta de regreso, sonando calmado.
Viéndome calmado y tocándome calmadamente, esa sonrisa tenue, el tono de voz normal al despertar. No es Dan, es Damián, y actúo como juré actuar ayer. Me levanto de la cama y uso mi almohada para pegársela del pecho. Damián actúa como si le doliese mi violencia.
—¿Por qué me pegas con la almohada, Leonora? — pregunta extrañado sentándose en la cama.
Le vuelvo a pegar otra v