Como Amy y yo andamos bajo el régimen del hielo, no tengo quien me distraiga de sólo pensar en Damián al dormir y al despertarme. Nuevamente estoy pensando en sus labios mientras toco los míos en este ascensor.
Cuando las puertas se abren, camino más animada de la cuenta a su oficina. Esta vez no me importa que mis compañeros estén hablando de mí con disimulo, ya me he acostumbrado. Intento tocar, pero me detengo al escuchar la voz de Rowan dentro de la oficina.
—Estás haciendo un mejor trabajo del que esperé con Leonora — lo escucho hablar.
El estómago se me revuelve con eso, ya no hay mariposas allí, sólo relámpagos.
—Has conocido a su madre, y han sido vistos en citas públicas. Eres un nieto obediente — se ríe.
¿Cómo Rowan sabía de las veces que había salido con Damián? Me despego de la puerta, y tengo que concentrarme en Felipe que está regañando a un par de compañeras que estaban viéndome. Me acerco a éste, y durante ello, mis compañeras esconden los celulares. Es demasiado obvio