Narrado por Aubrey O'Connor
Toda mi vida había sido diseñada para ser admirada y deseada por los hombres. Desde que perdí a mi madre en un accidente del que mi padre todavía me culpa, hasta ahora. Por más que le rogase, por más que le llorase, nunca importó nada. No pude obtener el perdón de mi padre, ni su atención.
Tal vez por eso me convertí en esto. En alguien que buscaba compensar ese vacío con otros hombres. De todas las edades, en cualquier tipo de cantidad, aunque con una preferencia innegable a los que me sacaban 20 años o me llenaban de joyas por doquier.
Los hombres eran animales simples y banales. Ten un cuerpo delgado, pero con las suficientes curvas; sé un poco atrevida, pero aprende a callar cuando se vanaglorian; y ya está listo. Les das sexo, ellos te dan su atención y dinero.
Una transacción sencilla e insustancial. Una transacción sencilla e insignificante. Estaba bien con ella, hasta esa tarde.
—¿Has podido encontrar qué anda mal? — pregunto a Teodoro que está revi